Te propongo un viaje muy especial, uno que no requiere maletas ni billetes, sino solo un cuaderno, un bolígrafo y un espacio tranquilo. Porque vamos a hablar de escritura terapéutica y de cómo este verano puede ser el momento perfecto para detenernos, escucharnos y sanar a través de las palabras.
Quizá estés de vacaciones, o quizá trabajando, pero con días más largos, más luz y un ritmo distinto al del invierno. Ese cambio estacional nos invita a mirar dentro de nosotros. La escritura puede convertirse en una herramienta para liberar emociones, aclarar pensamientos y regalarnos un espacio íntimo de cuidado personal.
Quiero contarte qué es la escritura terapéutica, cómo aprovecharla en verano y qué ejercicios prácticos puedes empezar hoy mismo. Además, te guiaré con ejemplos narrados, para que mientras escuchas, casi sientas que ya estás escribiendo.
Así que, busca tu rincón favorito —puede ser junto al mar, en una terraza con brisa o en la calma fresca de tu habitación— y prepárate para dejar que las palabras se conviertan en tu mejor compañía.
🌿 1: Qué es la escritura terapéutica
La escritura terapéutica no es un género literario, ni un ejercicio de estilo. No se trata de escribir bien, de preocuparse por la ortografía o por la estética. Se trata de usar la palabra como herramienta de autoconocimiento y de liberación emocional.
Escribir terapéuticamente significa darnos permiso para:
- Expresar lo que sentimos, incluso aquello que no diríamos en voz alta.
- Poner en papel pensamientos que nos dan vueltas y nos agotan.
- Crear un espacio privado donde no existe el juicio, solo la honestidad.
El verano tiene una ventaja: aligeramos rutinas, tenemos más tiempo libre o, al menos, un ritmo más pausado. Ese contexto nos facilita mirar hacia dentro. En invierno solemos estar más enfocados en cumplir con lo externo; en verano, en cambio, la escritura puede ser una pausa fresca, como un chapuzón en una piscina después del calor.
Imagina que cada palabra que escribes es como soltar una piedra de la mochila que cargas en la espalda. ¿Qué pasaría si en estos meses pudieras descargar, poco a poco, ese peso?
✍️ 2: Cómo aplicar la escritura terapéutica en verano
Ahora te propongo tres escenarios estivales y cómo aprovecharlos para escribir:
- En la playa:
Escucha el sonido del mar como un metrónomo natural. Cada ola puede marcar un inicio de frase. Escribe lo que venga, sin filtros. Tal vez una emoción que tenías contenida, tal vez un recuerdo. No busques coherencia: busca desahogo. - En el campo o la montaña:
La naturaleza nos ayuda a conectar con lo esencial. Puedes escribir mirando un árbol y preguntándote: ¿qué raíces necesito fortalecer en mi vida? ¿qué ramas quiero podar? ¿qué frutos deseo que aparezcan? - En la ciudad veraniega:
Incluso rodeados de ruido, hay espacios de pausa: una cafetería tranquila, un banco en un parque al atardecer. Allí puedes escribir sobre cómo se siente tu cuerpo, qué tensión notas, qué pensamientos se repiten.
La clave es siempre la misma: escribir sin juzgar, sin pensar en “esto está bien” o “esto está mal”. Lo importante no es el resultado, sino el proceso.
📝 3: Ejercicios guiados
Ahora quiero proponerte algunos ejercicios. Te los contaré paso a paso, y puedes detener este audio en cualquier momento para realizarlos.
Ejercicio 1: La carta que no enviarás
- Escribe una carta dirigida a alguien que te haya generado una emoción intensa: enojo, tristeza, alegría contenida.
- No pienses en que la vas a enviar. Escríbela para ti.
- Deja que tu pluma saque todo lo que no dices en la vida diaria.
Ejercicio 2: Diario del verano emocional
- Dedica 10 minutos al final de cada día para escribir 3 emociones que hayas sentido.
- Junto a cada emoción, escribe qué la provocó y cómo reaccionaste.
- Al cabo de dos semanas, relee y observa patrones.
Ejercicio 3: La metáfora del clima
- Describe cómo se siente tu interior hoy como si fuera un día de verano.
- ¿Está despejado? ¿Hay tormenta eléctrica? ¿Un viento suave que refresca?
- Después, añade una frase que exprese qué necesitas para cuidar ese clima interior.
Ejemplo:
“Hoy me siento como un cielo turquesa en calma, pero con una nube blanca que se mueve despacio. Sé que es un recuerdo que me inquieta, pero también sé que pasará con el viento.”
Estos ejercicios son simples, pero muy poderosos. No necesitas más que papel y bolígrafo. Y cada palabra que escribes es un paso hacia la claridad emocional.
📌 Tu reto
Quiero cerrar esta entrada con una invitación: este verano, regálate 15 minutos al día para escribir solo para ti. No importa si estás en la playa, en tu casa o viajando. Lleva siempre contigo un cuaderno y úsalo como un espacio de desahogo.
El reto de la semana es este: escribe cada mañana una página completa respondiendo a la pregunta: ¿cómo me siento hoy? No busques respuestas elaboradas, solo sinceridad.
Recuerda: la escritura terapéutica no es para publicar ni para mostrar. Es un refugio íntimo donde tu voz encuentra consuelo.
